Y tú… ¿cómo estás?

Vamos por la vida con un «Estoy bien» como respuesta automática. Y no me refiero sólo ante los «qué tal?» de conversación de ascensor. Muchas veces, lo seguimos diciendo en nuestro entorno cercano, y lo que es peor: nos lo decimos a nosotras mismas. «ESTOY BIEN» ó «NO ES PARA TANTO».


Esta negación del dolor ó sufrimiento, tiene que ver con muchos factores: la sociedad capitalista-individualista del «You can do it» (se interpreta la persona que sufre como «perdedora» e incluso «quejica»), el vivir siempre en la prisa, lo que dificulta el vínculo y la conversación profundos, y el propio miedo a parar, conectar con lo que nos pasa realmente, y «derrumbarnos»… y tener que parar la rueda del tiovivo en que vivimos. En el caso de las mujeres, además, pensar que nos vamos a poner mal y que no vamos a poder cuidar, supone un añadido para bloquear malestares.

A veces también ocurre que nos cuesta hablar de nuestros malestares porque las respuestas que nos dan las personas que nos quieren, lejos de ayudar,nos hacen sentir peor. Solemos tener muy poca tolerancia al sufrimiento ajeno, en especial de aquellxs a lxs que queremos, y tendemos a consolar rápidamente, distraer, dar soluciones… Y eso no suele ayudar.


Las consecuencias de comernos nuestros marrones en soledad son tremendas, ya que bloquear ó negar el dolor de una «pequeña herida» sólo hace que ésta se infecte cada vez más, y se haga mayor. Se nos acumulan las tristezas en las mochilas, y en algún momento «petamos».


Y que está guay ir a terapia cuando una ya no puede más, por supuesto… Pero seguramente, si pudiéramos priorizar (porque no es que seamos tontas para no hacerlo, es que tenemos todo en contra) el observarnos, sentirnos y cuidarnos en colectivo, digo yo que nos iría mejor.

Busquemos hueco de vernos, llamarnos, contarnos y pedir oreja cuando estemos jodidas. Y porfa, ESCUCHEMOS, ESCUCHEMOS Y ESCUCHEMOS. «Sin más». En el 99% de las veces, es lo mejor que podemos hacer.


Porque pensemos… ¿quién nos escucha realmente, sin juzgarnos, darnos consejos, consolarnos, cambiarnos de tema, contarnos lo suyo que es peor, etc…?


Pues eso. Mimitos y escucha. Y mucho reconocernos a nosotras mismas cómo estamos, sólo desde ahí podemos cuidarnos.

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