¿Por qué la Psicología debe ser Feminista?

Mi primer trabajo en lo que llamamos “lo social”, fue en un Piso de Emergencia para Mujeres Migrantes Víctimas (yo ahora diría Supervivientes) de Violencia de Género.

Me hicieron un contrato de Educadora, no de Psicóloga (cositas de las ONGs, pero eso es para otro artículo…). Para ese momento yo había terminado la carrera, especializándome en Psicología Social; había realizado formación en Emergencias y Catástrofes, y cursado posteriormente las asignaturas de la rama de Clínica. Y por supuesto, había empezado proceso personal.

Quiero decir, que me preocupaba empezar a trabajar con personas sin estar preparada. Sin tener la formación suficiente. Sin haber hecho mi proceso personal. Así que como digo, me formé y requeteformé, y con mi terapeuta, empecé también la Supervisión.

Ahora, de Género… ni hablamos.

7 años que tardé en sacarme la carrera (es lo que tiene ser clase obrera, y tener 2 curros para pagártela), + 2 años de otra especialidad + formación externa + Supervisión….

Y de Género, ni hablamos.

Os hablo de 2005.

Y ahí me ví, en primera línea. Con mujeres Supervivientes de Trata (que en aquél momento no se detectaban como tales, yo ni había oído hablar de la Trata de Seres Humanos con fines de Explotación Sexual), Supervivientes de Violencia de Género, con sus peques de diversas edades.. Y con todas mis ganas de hacerlo bien, mis miedos y poco más. “Sola ante el peligro”.

Aprendí muchísimo en esos primeros años en el Piso, y creo recordar que no hice “grandes destrozos”. La hiperempatía que me caracteriza, mi Supervisora y mi curiosidad por seguir aprendiendo siempre, me ayudaron a dar apoyo a aquellas Mujeres y Peques, hasta donde podía llegar en ese momento.

Hoy en día, obviamente, hubiera hecho diferentes muchas cosas.

Pero no juzgo a mi “yo del pasado” (o más bien, estoy en proceso de no hacerlo). No sabía ni la mitad de lo que sé yo ahora.

En aquellos años, me acerqué a varias entidades que sí trabajaban temas de Género específicamente, en diversas coordinaciones. En algunos de estos lugares, me encontré con el “Feministómetro”, y con la sensación del señalamiento no nombrado, de que “yo no sabía”, o no era lo suficientemente Feminista. (de Feministómetros, Crianzómetros, Politizómetros y demás, hablaremos en otro artículo).

Pero en otros… en otros lugares me encontré con maravillosas profesionales que me acogieron (gracias eternas a Marian Lebrusán, mi “madre” en esto de los Feminismos), me llevaron de la mano, y me dieron mis tiempos para ir aprendiendo qué es esto de trabajar desde la Perspectiva Feminista.

Porque el tema es que DUELE. Duele mucho. Duele mucho resignificar tu vida a la luz de las “Gafas Violetas”, como mujer. Y eso, te genera resistencia. Y si no tienes compañeras amorosas que te acompañen, dan ganas de salir corriendo. “Por mí y por todas mis compañeras”

Sin Enfoque Feminista, perdemos de vista la violencia estructural diaria que sufrimos las mujeres. Que determinan que una mujer “aguante” a su maltratador. Que determina que busquemos novio desde cada vez más temprana edad, que no aspiremos a ser astronautas, que desconozcamos nuestra sexualidad, que seamos madres sin hacer una decisión consciente, que… QUE DETERMINA ABSOLUTAMENTE TODO. Y hace que trabajemos desde una mirada individualista, que pone a la persona como única responsable de su recuperación (cuando no revictimiza y culpabiliza a la propia Superviviente), que va de la mano del apestoso “You can do it” (y si no lo haces, es porque no quieres….), y que viene de perlas para negar la responsabilidad de los Estados, la Sociedad, la Familia, y los mismos hombres (por supuesto!) en todo esto de la Vida….

¿Porqué la Psicología Debe ser Feminista?

Porque si no, no es Psicología. Es una herramienta perversa al servicio del Sistema Neoliberal, Capitalista, Fascista, Racista y Machista (y alguna otra cosa que se me olvide). Y tú.. ¿de qué lado estás?